Séptima entrega de Gente que piensa.‍ Un nuevo viaje por esos rincones donde la soledad cobra forma en pleno ruido digital, donde la nostalgia desdibuja los bordes de lo cotidiano y la imaginación dibuja nuevas maneras de estar en la ciudad.

—La vida está llena de mensajes y las ciudades están escritas por muchas vidas. Si cierro los ojos puedo escuchar los sonidos de mi alrededor con mayor nitidez.

En El Retiro no se escucha el murmullo de la ciudad. A veces, muy suave, suena una canción de jazz que se mezcla con el viento. El agua siempre se mantiene en calma

No sabría decir en qué momento exacto empezamos a engañarnos de esta manera. Al principio, lo llamábamos "ponernos al día", como si nuestras vidas no fueran más que dos líneas paralelas que necesitaban cruzarse de vez en cuando para no perder el ritmo. ¿Qué ritmo? Ya no tenemos edad para ritmos.

Me conformo porque es viernes y, además, es un viernes tranquilo. En fin, vaya semana. Quiero estar aquí, no hacer nada, tomar un té calentito mientras llueve fuera y cuando cierren irme a casa.

En esta segunda entrega de Gente que piensa, seguimos explorando ese espacio entre la realidad y la ficción, entre lo que vemos y lo que imaginamos. Tres fotografías. Tres vidas posibles. Un viaje a través de la quietud, la nostalgia y lo que queda en los márgenes de lo cotidiano.

De ahí nace ‘Gente que piensa’, una fusión de fotografía y escritura inspirada por estos Edward Hopper, Andrew Wyeth o Vilhelm Hammershø. Una expresión de lo que somos y lo que sentimos. Una travesía fotográfica que inventa una vida a través de la fotografía.‍ Tres fotografías acompañadas de una ficción.