Queridísima Mina: ¿De qué sirve tanta conmoción?
Queridísima Mina: Coge un mapa. Es urgente. Necesito contarte una cosa, aunque sea demasiado tarde. Verás: si pongo un punto donde me encuentro y recorro con el dedo hasta la costa —mi costa—, la yema se posa sobre una orilla del Mediterráneo.