Queridísima Mina:
El otro día volví a escuchar esta historia y pensé que quizás te resuene con lo que te está pasando. ¿Conoces la canción I will always love you?
Es más popular la versión (más gritada) de Whitney Houston, pero yo prefiero la original, que Dolly Parton compuso en 1973. Su voz mickymousesca la hace sonar como algo delicado y minúsculo, tan sutil como afilado. Y me encanta el porqué la llegó a componer.
En 1973, hacía seis años que Dolly formaba parte del programa de televisión de la estrella del country Porter Wagoner, en Tennesse. Empezó allí como una azafata-segunda-artista, el contrapunto femenino al cowboy de los trajes brillantes, pero con su carisma le acabó haciendo sombra. Después de tantos duetos de éxito, Dolly se había dado cuenta de que para seguir creciendo necesitaba su propio camino.
Talento joven, estrella ¿machista? (oh, no caeré en el error de pensar que fue solo una cuestión de edad), ella cuenta que cuando trató de llegar a un acuerdo para continuar colaborando juntos y a la vez hacer música por separado, él le deleitó con una escena clásica del despecho: cómoteatreves, contodoloqueyohehechoporti, y mi favorita, yotehecreado.
Pauso aquí la historia porque esa frase… me fascina esa frase.
Me imagino a Porter sintiéndose algo así como el doctor Frankenstein, un pobre hombre al que su criatura se le ha rebelado porque —dice— ya no es feliz. El monstruo de la novela de Mary Shelley le pide a su creador alguien a quien amar, aislado en este mundo por el aspecto perverso y horripilante de ser el resultado de un montón de cadáveres cosidos y resucitados.
Así se lo expresa el pobre engendro:
"¿No he sufrido ya lo suficiente como para que quieras aumentar mi miseria? La vida, aunque solo sea una acumulación de angustia, me es querida y la defenderé. Recuerda que tú me has hecho más poderoso que tú; mi altura es superior a la tuya; mis articulaciones son más flexibles. Pero no caeré en la tentación de ponerme en tu contra. Soy tu criatura, y seré incluso manso y dócil con mi señor y rey natural, si tú también cumples con la parte que me debes. Oh, Frankenstein, no seas ecuánime con todos los demás y me pisotees solo a mí, que soy el que más merece vuestra justicia e incluso vuestra clemencia y afecto. Recuerda que soy tu criatura: debería ser tu Adán, pero soy más bien el ángel caído, a quien expulsas de la alegría sin haber cometido ninguna fechoría. En todas partes veo la felicidad, de la que solo yo estoy irrevocablemente excluido. Yo era benevolente y bueno; la miseria me convirtió en un demonio. Hazme feliz y volveré a ser virtuoso".
A Dolly —inteligente, brillante, ya poderosa— solo le faltaba ser libre y, como el monstruo, se lo pidió a su padre. Pero igual que a Porter le reprocho una clase de síndrome del doctor Frankenstein, poco tiene que ver la compositora con aquella criatura.
Ella compuso I will always love you, entró en el despacho de él y se la cantó para dejarle claras las cosas: se largaba de ahí. Por eso, la versión de Dolly es tan íntima, a veces más recitada que cantada. Le promete quererle siempre y le desea lo mejor, sí, pero se marcha.
Fíjate en estos versos:
If I should stay
I would only be in your way
Le dice que, si se queda, solo le será un estorbo, un obstáculo en medio de su camino. Pero "in your way" también puede traducirse como “a tu manera”, “en tus términos”. Si me quedo, solo podré ser como tú quieres que sea.
Aun así, esta historia siempre me plantea un dilema. En esa y otras ocasiones más tarde, Dolly demuestra un cariño enorme por Porter, casi una deuda, pese a que él la demandó luego por incumplimiento de contrato. Y lo confieso, me alegro del poderío de la cantante para coger lo que era suyo y la magnanimidad para perdonarle después, pero Mary Shelley me enseñó también a empatizar con los monstruos.
Mi dulce Mina, ¿te sirve algo este cóctel de Dolly Parton, Frankenstein y la felicidad para tu pequeño conflicto paternofilial?
Te quiere siempre,
Pd. Si buscas las palabras "happy" y "happiness" en Frankenstein aparecen más de 40 veces cada una.