He escrito y borrado la intro de esta semana decenas de veces. Queriendo decir muchas cosas, queriendo cambiarlas. Reescribiendo una y otra vez, así que así se queda. Quizá alguna semana abramos el televoto y empecemos a dar puntuaciones con decimales y todo. Hasta entonces, sólo palabras. Las únicas armas con la que contamos y a las que nos aferramos.

1. MVP: Reconozco haber pecado de prejuiciosa la primera vez que me recomendaron escuchar a Guitarricadelafuente. Luego no me quedó más remedio que escucharlo, encerrada en un coche en el que no tenía voz ni voto sobre lo que sonaba y tuve que tragarme mis prejuicios. Por supuesto, salí ganando. Me encontré con una suerte de Bon Iver patrio que para este Spanish Leather ha virado más, en fondo y forma, a Perfume Genius. Me da hasta rabia tener que utilizar tantas comparaciones cuando, la verdad, Álvaro Lafuente puede presumir de un estilo tan personal ya que debería utilizársele a él como fuente de todo lo que está por venir del folk.
2. Esta ha sido una semana en la que he buscado arañar la belleza para poder tapar el horror. Para variar, la música ha aparecido como salvación. Y Sílvia (Pérez Cruz) y Salvador (Sobral), como socorristas. Canciones plagadas de sensibilidad en castellano, portugués, inglés y catalán. Cuerdas y una producción casi transparente para un disco que te mantendrá flotando.
3. De la misma veta de “ponte una canción en lugar de una tila”, rescatamos a Dan Mangan. Folk canadiense con sabor a cabaña perdida en un bosque al pie de un lago (literal, fue grabado ahí). Para nosotras ha sido la primera vez que hemos dado con él, pero lleva haciendo esto desde los tiempos de Myspace, así que imposible fallar con tremenda vida laboral.
4. De un tiempo a esta parte, las críticas de usuarios en webs como AOTY (una de las fuentes de esta newsletter) se ceban en contra de discos confesionales firmados por mujeres. Es una tendencia a la que es fácil encontrarle el porqué. Y a la que nos oponemos desde aquí haciendo justo lo contrario: demostrando la virtud de un disco confesional como el de Billy Nomates. Nos enamoró hace un par de años con su Cacti y este Metalhorse sigue la misma senda de new wave al servicio del indie. ¿Qué puede salir mal en un disco grabado entre Bristol y el estudio de Paco Loco en El Puerto de Santa María, con la etiqueta de ‘post-whatever’? Ya de lo digo: nada.
5. Consideramos a Ezra Furman bastante punk. No tanto por el ritmo de sus canciones sino por la manera de enfrentarlas al mundo. Si existe el pop-art, tiremos de punk-art. Historias sobre qué pasa dentro de alguien al borde de la pérdida de control desde la belleza más cruda y desnuda, para mostrar toda su vulnerabilidad.
6. La creatividad de Lido Pimenta sobrepasa todo lo que podamos contarte de ella. Me gusta mucho cómo se define ella misma en bandcamp: terror patético y glamour. Colombiana afincada en Canadá, juega con la electrónica experimental, la cumbia, el pop y todo lo que pilla por el camino, con una mezcla hipnótica. Busca la luz, sé la luz.
7. Anda la genZ revolucionadita con EKKSTACY y a mí, como buena espía, me han contagiado. Llegué a tener entrada para ver la presentación de su anterior trabajo y me achanté por saber que estaría absolutamente fuera de lugar. Enganchada como estoy a este nuevo disco. También es postpunk. También viene de Vancouver. También tira de la guitarra como base. Aun así, no se parece a nada de lo que conozcas con esas señas.
8. Los caminos del folk son inescrutables y esta vez nos llevan hasta…Francia. La cara más barroca del rock viene de la mano esta semana de Ellah A. Thaun, una banda que se pasea sin vergüenza entre el shoegaze, el posthardcore y el grunge mostrándonos la parte más oscura del folk (ni confirmamos ni desmentimos que sea la que más nos gusta).
9. Es imposible no reconocer la voz de Merrill Garbus al frente de Tune-Yards. A partir de ahí, cada disco tiene una visión de la psicodelia en el siglo 21 distinta. En este Better Dreaming se quedan casi a vivir en un pop maduro, desordenado, lleno de color y giros inesperados. Nos quedamos nosotras también.
10. No me escondo: me ha hecho bastante gracia el disco de Damiano David. Pop de la vieja escuela. Duetos muy bien buscados. Huída hacia adelante del personaje irreverente que tenía en Maneskin. Canciones que te vas a encontrar hasta en la sopa (el gazpacho) este verano.
11. A mitad del disco de Gold Dust con el pensamiento en espiral de: es como escuchar a Dinosaur Jr, qué guay, aparece un dueto con J. Mascis. No tengo más que añadir, salvo que, efectivamente, busques el momento de conducir hacia el sunset para ponértelo, experiencia completa.
12. Por un caminito parecido, casi nos habíamos olvidado de la existencia de The High Water Marks: buenas guitarras, powerpop, fuzz, psicodelia y desierto. Con el plot twist de hacer todo esto desde Noruega en la que si conduces hacia el sunset tu fin de viaje es un fiordo. Esta desubicación geográfica-musical puntúa doble.
13. Qué barbaridad el disco de Alexandra Savior. La espera de 5 años ha merecido la pena para encontrarnos con su personalísima voz y el ejemplo perfecto de lo que debe ser un disco de art-pop: merece estar en un museo su uso de cada elemento que forma cada canción.
14. Lo más parecido que tenemos a irnos bailando esta semana es el disco de Aminé. La parte más alternativa del R’n’B y el hip-hop, desde luego, porque en sus “13 meses de sol” nos hemos encontrado hasta un dueto con Waxahatchee. Pero nos ha encandilado y nos ha puesto a bailar que era lo que necesitábamos.
Todo lo que haces cuenta. Ya sea apagar la televisión. Dar voz a quien lo necesita. Hacerte una cuenta en AOTY para votar y contrarrestar a misóginos, homófobos y tránsfobos que quieren borrar discos que les sientan mal. Todo.
Cuídate, cuida de la Sanidad Pública.