Se busca bruja, literalmente
Hice lo que hubiera hecho cualquier persona de la faz de la Tierra: poner la oreja en la mesa de al lado. Dos mujeres-bien de Madrid hablaban sobre sus quehaceres, sus vacaciones de Navidad, los colegios de los niños y las torpezas de sus maridos. La conversación como tal no era interesante pero, de golpe, tomó un rumbo muy sugerente para mis oídos. Una de las dos mencionó una frase-contraseña capaz de alertar los sentidos de cualquier comensal presente: «por cierto, he de contarte lo de mi bruja»