El canto del cisne de Hinge

Por
Marina Munar
13/11/2025

A pesar de tener como embajadores a Zohran Mamdani y su esposa Rama Duwaji, las apps de citas están en decadencia

«El cisne es blanco, sin mancha, y canta dulcemente cuando se muere, y esa canción pone fin a su vida».

Leonardo Da Vinci

El cisne común europeo no canta. Sus graznidos, más parecidos a una bocina que a una sinfónica, han sido objeto de leyenda y mitología griega en los que se asocia al majestuoso animal con el dios Apolo. Según cuentan, en los instantes previos a su muerte el cisne canta ante la excitación de reunirse con él. El significado de la expresión «el canto del cisne» ha pasado por manos romanas, medievales y renacentistas, pero hoy en día es nuestra peculiar manera de alabar el último y triunfal coleteo de alguien o algo antes de fallecer, como si el último aliento cobrara forma, o voz, de traca de fin de fiestas.

Algo así como su canto del cisne personal está viviendo Hinge, la app de citas que promete encontrarte pareja estable. Hablar de aplicaciones para ligar en la recta final del 2025 es algo que no vi venir, y no lo haría si no creyera que estamos ante una majestuosa y brillante bajada del telón. Así pues, estoy dispuesta a sacudir el polvo al temita de la mano del novísimo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani y su esposa Rama Duwaji.

Ya nos adelantaba Amaya el fenómeno social que ha supuesto la primera dama y lo sensacional que es que se conocieran a través de una app, ¿hay algo más del pueblo que eso? Conocemos bien la frustración constante a la que se someten las neoyorquinas a la hora de encontrar pareja. Con menos se hizo una serie. Resulta que no sólo los alquileres son demenciales: el panorama amoroso podríamos decir que está casi peor. Yo deduzco que cuando el decorado de tu ciudad es el mismo que el de todas las historias de amor jamás contadas, como Sucedió en Manhattan, Algo para recordar, Amor a segunda vista o Serendipity, la caída duele más. Sin embargo, una pequeña historia de amor bastará para salvarnos.

La historia de estos dos tortolitos es un clavo ardiendo al que aferrarse. Por un lado, porque nos demuestra que encontrar el amor con Hinge es posible. Por el otro, porque nos está diciendo que no sólo puedes encontrarlo, sino que si tienes buen ojo, tu potencial pareja puede llegar a la alcaldía de una ciudad tan importante cómo Nueva York. Toma campaña publicitaria. 

Hinge es una app con una comunicación pensada al milímetro, y si no fuera porque Mamdani y Duwaji son verdaderamente pareja, pensaría que se trata de un follow up de su anterior campaña: «It’s funny we met on Hinge». Para Hinge, conocerse por redes deja de ser un tabú y pasa a convertirse en un aval de compatibilidad, pues hay más probabilidad de acertar cuando se tiene toda la información, aunque eso no deje margen a la sorpresa ni al error. Quién sabe si Zohran y Rama han compartido un vagón putrefacto de metro o si se han cedido el turno un deli un lluvioso viernes del mes de febrero. Cualquiera de estos universos paralelos hubiera valido, porque el amor es lo que tiene, engancha. Sin embargo, la fuerza con la que penetra Hinge en el discurso de su candidatura hace que sea perfecto, pues es una anécdota más que reafirma lo que ha estado repitiendo durante toda su campaña: hey, soy un neoyorquino más y te lo voy a demostrar. 

A nivel generacional esto nos toca muy de cerca, pues es una primera primera dama de 28 años, sin embargo, Hinge como tal, ni nos roza. No está ni en el top 3 de aplicaciones más utilizadas para ligar en España, nosotros somos más de Tinder o Bumble, aunque cada vez menos. Hinge es una app muy preguntona, va demasiado al grano y te obliga a ser concreto con tus respuestas (para lo bueno y para lo malo), porque así consigue que la gente que no busca nada serio se aburra. Su promesa de encontrarte pareja estable va tan en serio que su slogan es: «la app diseñada para ser eliminada». Un poco overpromise, pero en este caso han cumplido.

Sin embargo, y a pesar de tener como embajadores a una de las parejas del momento, no creo que consigan aumentar su número de usuarios, pues es un sector que está en decadencia. No es que el amor haya pasado de moda —ejem, vogue—, es que el mundo de las apps está obsoleto. Necesitamos ver, tocar y sentir que estamos conociendo a una persona más allá de un gélido «¿qué tal ha ido el día?» que nos importa tres pimientos. Lo que está pasando no es más que un espejo de lo que está pasando en todos los entornos, vamos a lo físico, a conectar con las personas, sino ¿de qué va a haber tantos clubs de hobbies?

Así que bueno, mientras suenan los violines, nos iremos despidiendo. Recuerdo que en el final de la película Cartas a Julieta, el editor que compra la novela basada en Verona le dice a la protagonista algo así como que compre acciones de Alitalia porque todas las mujeres querrán viajar hasta allí. Solo espero que antes de contar su historieta invirtieran en Hinge. 

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A pesar de tener como embajadores a Zohran Mamdani y su esposa Rama Duwaji, las apps de citas están en decadencia
Por
Marina Munar
13/11/2025

«El cisne es blanco, sin mancha, y canta dulcemente cuando se muere, y esa canción pone fin a su vida».

Leonardo Da Vinci

El cisne común europeo no canta. Sus graznidos, más parecidos a una bocina que a una sinfónica, han sido objeto de leyenda y mitología griega en los que se asocia al majestuoso animal con el dios Apolo. Según cuentan, en los instantes previos a su muerte el cisne canta ante la excitación de reunirse con él. El significado de la expresión «el canto del cisne» ha pasado por manos romanas, medievales y renacentistas, pero hoy en día es nuestra peculiar manera de alabar el último y triunfal coleteo de alguien o algo antes de fallecer, como si el último aliento cobrara forma, o voz, de traca de fin de fiestas.

Algo así como su canto del cisne personal está viviendo Hinge, la app de citas que promete encontrarte pareja estable. Hablar de aplicaciones para ligar en la recta final del 2025 es algo que no vi venir, y no lo haría si no creyera que estamos ante una majestuosa y brillante bajada del telón. Así pues, estoy dispuesta a sacudir el polvo al temita de la mano del novísimo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani y su esposa Rama Duwaji.

Ya nos adelantaba Amaya el fenómeno social que ha supuesto la primera dama y lo sensacional que es que se conocieran a través de una app, ¿hay algo más del pueblo que eso? Conocemos bien la frustración constante a la que se someten las neoyorquinas a la hora de encontrar pareja. Con menos se hizo una serie. Resulta que no sólo los alquileres son demenciales: el panorama amoroso podríamos decir que está casi peor. Yo deduzco que cuando el decorado de tu ciudad es el mismo que el de todas las historias de amor jamás contadas, como Sucedió en Manhattan, Algo para recordar, Amor a segunda vista o Serendipity, la caída duele más. Sin embargo, una pequeña historia de amor bastará para salvarnos.

La historia de estos dos tortolitos es un clavo ardiendo al que aferrarse. Por un lado, porque nos demuestra que encontrar el amor con Hinge es posible. Por el otro, porque nos está diciendo que no sólo puedes encontrarlo, sino que si tienes buen ojo, tu potencial pareja puede llegar a la alcaldía de una ciudad tan importante cómo Nueva York. Toma campaña publicitaria. 

Hinge es una app con una comunicación pensada al milímetro, y si no fuera porque Mamdani y Duwaji son verdaderamente pareja, pensaría que se trata de un follow up de su anterior campaña: «It’s funny we met on Hinge». Para Hinge, conocerse por redes deja de ser un tabú y pasa a convertirse en un aval de compatibilidad, pues hay más probabilidad de acertar cuando se tiene toda la información, aunque eso no deje margen a la sorpresa ni al error. Quién sabe si Zohran y Rama han compartido un vagón putrefacto de metro o si se han cedido el turno un deli un lluvioso viernes del mes de febrero. Cualquiera de estos universos paralelos hubiera valido, porque el amor es lo que tiene, engancha. Sin embargo, la fuerza con la que penetra Hinge en el discurso de su candidatura hace que sea perfecto, pues es una anécdota más que reafirma lo que ha estado repitiendo durante toda su campaña: hey, soy un neoyorquino más y te lo voy a demostrar. 

A nivel generacional esto nos toca muy de cerca, pues es una primera primera dama de 28 años, sin embargo, Hinge como tal, ni nos roza. No está ni en el top 3 de aplicaciones más utilizadas para ligar en España, nosotros somos más de Tinder o Bumble, aunque cada vez menos. Hinge es una app muy preguntona, va demasiado al grano y te obliga a ser concreto con tus respuestas (para lo bueno y para lo malo), porque así consigue que la gente que no busca nada serio se aburra. Su promesa de encontrarte pareja estable va tan en serio que su slogan es: «la app diseñada para ser eliminada». Un poco overpromise, pero en este caso han cumplido.

Sin embargo, y a pesar de tener como embajadores a una de las parejas del momento, no creo que consigan aumentar su número de usuarios, pues es un sector que está en decadencia. No es que el amor haya pasado de moda —ejem, vogue—, es que el mundo de las apps está obsoleto. Necesitamos ver, tocar y sentir que estamos conociendo a una persona más allá de un gélido «¿qué tal ha ido el día?» que nos importa tres pimientos. Lo que está pasando no es más que un espejo de lo que está pasando en todos los entornos, vamos a lo físico, a conectar con las personas, sino ¿de qué va a haber tantos clubs de hobbies?

Así que bueno, mientras suenan los violines, nos iremos despidiendo. Recuerdo que en el final de la película Cartas a Julieta, el editor que compra la novela basada en Verona le dice a la protagonista algo así como que compre acciones de Alitalia porque todas las mujeres querrán viajar hasta allí. Solo espero que antes de contar su historieta invirtieran en Hinge. 

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