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Marta Fernández
1. Mi nuevo móvil
Al despertarme, antes de irme a dormir, a la hora de comer, en el transporte público… Hace unos meses llegué a acumular tantísimas horas de scroll que sentía que tenía el cerebro como un vegetal, podía ver mi atención alejarse mientras se me caía la baba delante del móvil. Cuando llegué a la conclusión de que tenía un problema, mi amiga Maca (una persona visionaria, cuanto menos) apareció con el dispositivo más diminuto que había visto en mi vida. Un mes después me hice con uno.
Se llama Unihertz Jellystar, es un Android considerado el teléfono más pequeño del mundo. Dispone de muy poco espacio, pero te permite tener todas las funciones básicas: llamadas, Google Maps y WhatsApp. También puedes descargar Tik Tok, sí, pero ese no es el objetivo.
Lo empecé a usar con la misma intención que Maca: conservar mi teléfono“normal” para aplicaciones de redes sociales (tampoco quiero desaparecer), idiomas o archivos, y utilizar el nuevo para el día a día.
Ha sido una decisión increíble, a día de hoy lo sigo usando y he dejado de hacer scroll infinito.
2. Mi profesora de canto
Hace unos meses (y gracias a la intercesión de Irene Garry), empecé a ir a clases de canto. Pasa mucho que los cantantes usamos la voz sin conocer cómo se utiliza, domestica y aprovecha el instrumento. Paloma es dura, es un junco que no se dobla, puede ser bruta pero exquisita, le gusta el ambientador de higos negros y bebe una mezcla de infusiones que ni siquiera disfruta. Cuando estoy mala no me da dos besos y me pregunta insistente cuándo van a arreglarme la caldera.
Estoy buscándole unas botas bonitas porque ella dice que quiere zapatos como los míos pero no puede llevarlos porque tiene muy mal los pies. Yo le digo que me enseñe todo su conocimiento y así cuando se canse de dar clase puedo ser su becaria. También le digo que me tiene que hacer descuentos, que no puede ser, que da clase a famosos pero que yo no tengo mucho dinero. Me mira, se ríe: “pues estoy pensando en subir de precio en septiembre”. Es cojonuda la Paloma.
3. El documental sobre la pianista Martha Algerich: “Bloody Daughter”
Llegué a Martha por unas palabras que le dedica Carrère en su libro Yoga. Esta celebrada pianista es conocida por interpretar de una manera mágica, personal y catártica algunas obras de Chopin, Ravel, Liszt... El documental está dirigido y rodado por su hija, y plasma a una mujer complejísima, una madre que se mueve en una escala de grises y que sufre una extraña dolencia que aparece a su lado cuando interpreta la Polonesa Heroica n6 de Chopin. Carrère lo explica con una profundidad magnética y emocional en su libro. Es una mujer que encarna la luz del talento y la oscuridad del tiempo, el pasado y el trauma.
Álvaro Martínez
Cualquier canción de Javi Chapela
Empiezo mis bucles obsesivos de 2025 con Javi Chapela, un chaval que llegó a mis oídos de casualidad. Aún está cocinando su disco, pero las canciones que ha ido lanzando son la prueba de que se puede hacer buena música sin aspavientos. Chapela suena a una ciudad recorrida sin prisa, a alguien que ha entendido cómo funciona la vida, o al menos cómo no complicarla más de la cuenta. La vida moderna debería consistir en pasear sin prejuicios con su música en los cascos, como hace él mismo en el videoclip de Comerte la boca. Ahora mismo la tengo de fondo mientras escribo esto y, pf, buenísima.
Coreano, pero solo un poco picante
Había probado muchos tipos de comida, pero hasta que viví en París y tuve un coreano al lado de la residencia no entendí que algo pudiera ser tan adictivo. En mi caso, la obsesión son los bols de arroz con pollo especiado. Un picante que se convierte en placer y castigo, como las cosas bien hechas: contenidas, pero emocionales. Creo que ahora para mi comer coreano es aceptar que el cuerpo también tiene memoria sensorial (antes solo me había pasado con el croissant de rabo de toro) y que a veces pide un poco de exceso para estar en paz. Coreano, pero solo con un toque de picante: perfecto.
Gorras redondas con frase sin sentido bordada
Vale, a las gorras quizá llegó medio mundo antes que yo. A mí me ha costado un poco más, pero ahora estoy dentro y no hay vuelta atrás. He empezado a entrar en zonas que antes me parecían inauditas: la sección de “accesorios” de cualquier web de ropa.
Para mí ya no es una marca buena si no tiene una gorra bien pensada: colores que no estén puestos al azar, una visera ni demasiado pequeña ni demasiado grande, un ajuste perfecto y, sobre todo, una frase sin demasiado sentido escrita, pero con una buena tipografía. Nada de Arial. Nada de mayúsculas porque sí. Solo un poco de gusto.
Teresa Beitia Fernández de Muniain
Una película: Bad Apples
Es una pena que no tenga fecha de distribución en salas de cine españolas porque le auguraría una gran recepción. Algunos tuvimos la suerte de verla inaugurando el festival de San Sebastián y la verdad es que ha logrado hacerse un hueco en mi top del año.
Segunda película de su director, el sueco Jonathan Etzler, y protagonizada por una apuesta segura como es Saoirse Ronan. Bad Apples es de estas comedias negras ácidas, divertidas y sin miedo al desbarre que todos disfrutamos un sábado por la noche.
La película arranca con una imagen simbólica: durante los créditos, una zapatilla deportiva irrumpe en la cadena de producción de una fábrica de sidra, rompiendo la pulcritud del proceso. El dueño del calzado es Danny, un niño de diez años cuyo comportamiento disruptivo y explosivo lo convierte en la "manzana podrida" de su clase, desafiando la autoridad de su maestra a la que lleva cada día al límite y que está al borde del despido o la enajenación mental.
Aunque Etzler plantea inicialmente un thriller de suspense tras la misteriosa desaparición de Danny, la trama pronto revela su verdadera intención. Bad Apples trasciende el género para convertirse en una mordaz sátira social. La obra critica la cara oculta de la so called educación inclusiva, exponiendo de una manera extrema cómo el sistema prefiere extirpar al diferente y marginar los trastornos conductuales en lugar de integrarlos, convirtiendo la escuela en un mecanismo que anula la diversidad bajo la presión de las élites. Un must.
Un hotel: Hotel del Oso
Situado en el valle de Liébana, concretamente en el diminuto pueblo de Cosgaya, en plenos picos de Europa (Cantabria). Este hotel se encuentra en un entorno idílico para escaparse un fin de semana o una quincena.
Es el lugar ideal para escribir una novela a lo Agatha Christie o descansar junto a la chimenea con un par de san bernardos tumbados a tus pies. Lo tiene todo: una piscina a los pies de la montaña, una pista de tenis para jugar con tu prometido a lo Bobby Riggs versus Billie Jean King, una sala de billar y por supuesto la mejor cocina que ha conocido el ser humano.
El hotel del Oso es un lugar sacado de otra época, con una atención exquisita a un precio increíblemente competitivo. Subir andando hasta el mirador de El Cable desde el pueblo de Fuente Dé (no se vale coger el teleférico) sabiendo que al bajar te espera un cocido lebaniego o uno montañés y una mullida cama del Oso es una de las mejores sensaciones que he experimentado este año.
Un restaurante: la escuela-mercado San Cristóbal
He estado meditando muy mucho si añadir este sitio porque de verdad que no quiero que se llene de wannabes ni influencers de pacotilla, pero luego he recordado que no hay de eso entre el público de Sustrato y he pensado “qué demonios, adelante”.
Sin lugar a dudas el restaurante al que más he ido a cenar este año (que esté a 10 minutos andando de mi casa no tiene absolutamente nada que ver). Te atienden de maravilla, te sirven rápido, cambian la carta cada poco tiempo, innovan en cocina y casi todo lo que hemos probado ha sido sobresaliente.
Antiguo mercado reconvertido en escuela de cocina gestionada por la ONG Cesal, aunque conservando la distribución de algunos puestos que siguen funcionando. Cualquier cosa que te pidas te la traerán en bandeja de la pescadería, la carnicería o la charcutería y será cortada o preparada al momento. Mención especial al chuletón, el chipirón a la plancha, el bienmesabe, el pollo de corral, las flores de alcachofa, la longaniza de payés o la mortadela italiana. Además, es de los pocos sitios de Madrid que no te clava 3 euros por una gilda. Tuvieron un postre, la tarta árabe, que era una cosa espectacular de rica. Si queréis sorprender a alguien este año no lo dudéis: llevadlo al mercado de San Cristóbal.
Claudia Carrasco
Folk: Johnny Flynn
Además de un actor estupendo un cantante de Folk fantástico que me ha concedido muchos de los pocos momentos de paz que he tenido este año, así que en 2026, aparte de seguir escuchando a Johnny obsesivamente he decidido que la obsesión se expanda al todo el género musical.
Todo lo “meta”: pero en especial la meta-literatura
Quiero que la cultura que absorba este año será como una caída por la madriguera de las referencias. Ir tirando porque me toca de una referencia a otra y que todo se convierta en un juego en el que la música que escucho, las películas que veo y los libros que leo se recomienden unos a otros.
Nadie se lo estaba preguntando pero por ejemplificarlo de alguna manera, a Johnny Flynn me lo presentaron hace algunos años Alt J en una frase de la que aún hoy sigue siendo mi canción favorita de ellos, Matilda: Just like Johnny Flynn said "The breath I've taken and the one I must" to go on.
Más películas con el mar de fondo
No se si podemos considerarlas un género en si mismo pero en mi cabeza sí lo es. Quiero seguir los pasos de Parthenope, Romería o El Rayo Verde y ver el mar mientras los personajes hablan o reflexionan frente a él.
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Manuel Mata
Las Chicas Gilmore
Vivir en un pueblo que no existe produce mucho alivio. Las ocurrencias de Lorelai son adictivas. Gritarle a los personajes que espabilen y abandonen a tal persona o se den cuenta de que tal persona los ama secretamente es más adictivo aún.
Alejandra Arroyo
Todo lo que hace esta autora es auténtico. Una escritora brillante. Además, no hay nadie que recite tan bien y de forma tan natural en lo que viene siendo el putísimo panorama. Es tierna cuando es punk y es punk cuando es tierna. La mejor.
Realitys coreanos de matemáticas
Han sustituido las mamadas y los celos clásicas de los realitys por problemas de álgebra a los que los concursantes deben acceder tras haber encontrado pistas de un fractal roto. No hay nadie que saque músculo ni pieles naranjas, sólo números. Y los números no mienten. No hay pantomimas en los números.
Fernando López-Pita
River Runner
Hace tiempo que me gusta leer wikipedias sobre ríos e hidrografía en general. También remontar cursos por Google Maps para comprobar que nacen en sitios anodinos y nada espectaculares: nunca hay ninguna mágica fuente, se trata solo del punto más alto de una veta de roca blanda por donde por puro azar y durante siglos hizo mella el agua de la lluvia. Es como tranquilizador. El caso: un desarrollador llamado Sam Learner ha creado una visualización guapísima donde se puede tirar una gota de lluvia y ver qué ruta hídrica toma nuestra osada gota hasta el mar. En cuestión de metros, puede acabar en una vertiente o en otra, por ejemplo en Oporto o en Lisboa. Otro reto divertido es jugar a hacer los trayectos más largos posibles (ver foto).
Lao Gan Ma (colinabo, cacahuetes y tofu)
Recientemente acudí a reponer mi bote de Lao Gan Ma de cacahuete y adquirí por error la variedad que contiene, además de este augusto fruto seco, trozos de tofu y de colinabo (!?). Yo creía insuperable la variedad de solo cacahuete pero, ¡qué equivocado estaba! Tras el espanto inicial y tras pensar que Lao Gan Ma, INC había enfrascado astillas de madera (pues esta fue mi primera impresión de la textura que presentaba el susodicho colinabo), he descubierto un horizonte nuevo de posibilidades culinarias. Amigos: siempre hay un piso más en el edificio del sabor.
Apoyar medios independientes
En vez de dejar que te frían a anuncios, slop y algoritmo, quizá el 26 es elaño de ir dejando las redes, de ser conscientes de cómo usamos el tiempo y a quien le damos los dineros. De igual modo que ya lo miramos muy mucho para elegir bar, comprar ropa o beber café, se puede hacer para medios independientes. Es un poco como animarse a hacer deporte, siempre sienta bien (descartemos por favor lesiones y fracturas abiertas). Nosotros trabajamos para daros a los abonados un montón de funcionalidades chulas, que vienen pronto. Además de sustrato, os recomiendo por ejemplo Radio Relativa o pagar directamente la Wikipedia, si la usáis.
