Empieza uno de nuestros meses favoritos del año y lo hace plagadito de discos con los que pararse un rato. Viejos conocidos, idas de perola, muchas (nunca demasiadas) mujeres y, por supuesto, un portugués (y medio).

1. MVP: Queremos y nos merecemos épica. Necesitamos emoción desmedida. Un disco que sea una inmersión absoluta en la intensidad. Y Pumuky nos han ofrecido justamente eso. Han tardado diez años, pero la espera ha merecido la pena. Un disco hecho desde una isla, un océano de canciones que llevan el slowcore a las profundidades de lo onírico. Un viaje por los límites del sueño en el que el shoegaze se convierte en batiscafogaze y la voz de Jaír Rodríguez suena como un instrumento más, imprescindible para el conjunto del sonido.
2. Uno de mis sueños es poder ver alguna vez a Doves en directo. El boom de las bandas británicas de principios de los dosmiles que se dedicaban, también, a la épica y a explorar sonidos más allá de las guitarras nos dejó un poco huérfanas años más adelante cuando estos grupos decidieron desaparecer. Pero todo vuelve y después de un amaguito en 2020, parece que este Constellations for the Lonely es la tecla adecuada para volver a estar en el mapa. Dreampop, neo-psicodelia, distopía y emoción.
3. Vaya vaya vaya volantazo de bdrmm. Ahora que estamos ya tupidas de dreampop, ellos han dicho: sujétame el cubata y al bedroom de su pop le han plantado neones, confetti, una pista de baile y las ganas de pasarlo bien. Siguen estando presentes, por supuesto, las bondades anteriores. Sólo que ahora suman un puñadito de cosas molonas más. Nos ha gustado este disco hasta el infinito, recuerda que vienen en abril, no se te ocurra perdértelos.
4. Panda Bear ya es medio portugués y ha creado de este golpe un disco bastante pop para lo que estamos acostumbradas y este disfraz le sienta fenomenal. Sonando más cerca de My Morning Jacket que de Animal Collective a pesar de (o, quizá, gracias a) haber contado con todos y cada uno de los miembros y con la “ayuda” también de las mentes más preclaras de la cara más oblicua de la música actual (Cindy Lee, Spirit of The Beehive).
5. La personalísima narrativa de Miya Folick nos atrapó desde el minuto menos uno y cada trabajo nuevo se celebra en esta casa como un gol. Ya sabéis que tenemos una teoría de por qué los terceros discos son los que mejor definen a un(a) artista y en este caso, a través de un viaje lírico de descubrimiento personal, Miya nos da la razón. La épica puede tener muchas caras y esta es la más delicada de todas.
6. Compramos que lo que hacen The Men es power pop en su versión más sucia: garage de tintes de trasfondo alegre, distorsión en las guitarras, armonía en las voces con el juego masculino-femenino. Un disco hecho para pasear al sol, un 10.
7. Matilda Mann, su dicción y sus arreglos de cuerda nos ha llegado como un regalito en forma de indiepop con tintura folk que nos ha calentado el corazoncito como el sol de invierno.
8. Se nos hubiera pasado por completo este nuevo disco de Sunny War si Clapyourheads no hubiera estado (muchos días) recordándonoslo para que este alt-country (muy alt en realidad, este folk roza el punk). Nos flipó con su disco anterior y era difícil que este nuevo no siguiera el mismo camino.
9. Una pequeña crisis en lo musical llevó a Jessica Dobson, alma de Deep Sea Diver, a replantearse cómo quería seguir su camino. Mucho trabajo después, el camino ha resultado ser el de este disco, que, bajo el ala de Sub Pop, nos erconcilia con el lado más tierno del indie.
10. Ese mismo lado, sensible, ambiental, es el que te transportará a otro estado mental, otro plano en el espacio, de la mano de Ichiko Aoba. No todo el ambient tiene que ser tan eléctrico, hay veces que puede sonar analógico. Escápate de la realidad con ella.
11. Y vuelve, que tenemos cosas más mundanas para que te quedes en este plano: Antony Szmierek hace poemas para bailarlos y vaya si lo consigue. Vuelven a salir cositas de spoken word británico (Manchester esta vez) de las que nos ponen la cabeza como un molinillo. Una buena manera de acercarte al hiphop que roza el pop con bien de bases.
12. Valter Lobo es el típico portugués que descubrí por la radio y que plantan en el escenario pequeño del Paredes de Coura a una hora demasiado tempranera. Este año sí que pudimos escucharlo en directo (que no verlo, para poder hacerlo a tiempo, lo hicimos desde una de las terrazas de la entrada, con un café, lo siento, Valter) y ese saber hacer que nos encandiló sigue presente en este nuevo trabajo de folk y sensibilidad.
13. R&B desde Canadá es lo que nos trae Yves Jarvis. A priori esas etiquetas puede que te den un poco igual, pero la capa de indierock que le da convierte este All Cylinders en algo que suena bastante fresco.
14. Nos vamos, ya lo sabes: bailando. Ojalá poder preguntarle alguna vez a Nicolas Jaar qué desayuna, porque esta tremendísima ida de olla, desde luego, no te sale con dos magdalenas. El proyecto de Darkside (él + David harrington) gana músculo con este tercer disco. Podría decirte que es un disco de electrónica y ya. Pero no, esconde detrás una experimentación caótica, psicodélica, fantástica y capaz de crear un universo propio del que, te lo digo, te va a costar salir.
Marzo, como te decía, suele ser uno de los mejores meses del año y no sólo porque vaya a ser mi cumpleaños. Nos esperan, creo, grandes discos por delante este mes así que aprovecha y ve poniéndote ya con estos que luego se te acumula el trabajo. Cuídate. Cuida de la Sanidad Pública.