Yo pensaba que lo que iba a escribir en BORACIDADES iba a ser todo hedonismo, francachela y felicidad, pues eso es lo que genera la buena gastronomía; y me sorprendo, les sorprendo, otra semana más mostrándoles mi indignación y mis quejas. Pero es que como dice Lluis Nel Estrada: “La gastronomía es la ciencia que estudia el vínculo de la persona, su entorno y la cultura alimentaria que la rodea”. Así que por ende debo meterme en ciertos fregaos, porque las pasiones se contagian y se defienden.
Es imposible que no estalle ante ciertas absurdeces que algunos quieren hacer pasar como normales y signo del avance de los tiempos, siendo en realidad auténticos disparates de ‘pisapraos’ y ‘soplamargaritas’. BENFER, el matadero de Tineo, ha tenido que cambiar el término ‘matadero’ por ‘factoría’, siendo las presiones animalistas la razón de dicho cambio. Resignados y hartos, han accedido ante algunas protestas insistentes que defienden que ‘matadero’ es malsonante y les causa sufrimiento. La banalización del significado de las palabras, también del sufrimiento, es una de las argucias a las que recurren aquellos que defienden ideologías que no se sustentan en la razón.
Daniel Berdasco, co-gerente, afirma que ha tomado esta decisión porque no le quedaba otra, así se lo han recomendado sus asesores y tiene claro que “hay gente que va ciega con esto del animalismo”. Lo que yo pongo muy en duda es que este cambio interpele a sus compradores, y creo que es algo inútil, puesto que las quejas animalistas no van a cesar mientras no lo haga su actividad, que sigue siendo la misma: sacrificio de vacuno para consumo humano. Es una concesión gratuita de la que no se obtiene ningún beneficio, es dar alas a aquellos que quieren forzar que no se coman animales.
Estos seguidores de la iglesia del tofu y del “¿a quién eliges entre tu madre y tu perro”? representan una muestra exigua de la sociedad -miren los pocos votos que saca PACMA- y así deberían de ser: insignificantes. Pero desde un tiempo a esta parte, se les ha concedido una relevancia y altavoz que no deberían tener. Se ve que a la izquierda dejó de importarle tanto el defender los intereses de los trabajadores y del pueblo y prefiere centrarse en pijadas.
Este cambio de término no demuestra más que la infantilización de gran parte de nuestra sociedad: como el niño que se tapa los ojos y cree que todo a su alrededor se extingue. Es la imagen perfecta de cómo los animalistas consiguen con presiones y malas formas -las naves de BENFER han sido atacadas con actos vandálicos- su credo y sus ideales, tan faltos de ideas como sobrados de doctrina falseada.