Gascona, el bastión de la sidra

Por
Álvaro Boro
31/10/2025

Cada mayo, la zona se transforma en un hervidero de vasos, gaitas, voces. Es la Preba de la Sidra. Barrio, oficio y romería.

En Asturias, como diría José Luis Cuerda, es verdadera devoción lo que hay por la sidra. Con cada culín celebramos nuestra historia, cultura y la suerte que tenemos por haber nacido aquí, en el paraíso. Más que una bebida, es una forma de estar en el mundo. Se escancia, se comparte y se defiende con una pasión que roza la vehemencia, pero sin olvidar que algunas veces, por ser algo nuestro y debido a ese complejo centrífugo que embarga a España, tendemos a no valorarla en la justa medida en que merece.

Por esto muchas veces es necesaria la mirada foránea, llena de ingenuidad, deslumbramiento y asombro, para hacer notar a los autóctonos la importancia de lo que tenemos entre escanciados y culetes. Este año, el Premio Nacional de Hostelería ha puesto los ojos y el vaso en Gascona, donde se venera con fervor la sidra. No siendo Oviedo un lugar muy de sidrerías, esta calle pindia representa como pocas la cultura sidrera y el amor hacia el jugo de la manzana.

El premio recae sobre la Preba de la Sidra de Gascona, en la categoría de 'Empresa hostelera destacada en la promoción de la cultura y la gastronomía'. Un reconocimiento a todo lo bueno que están haciendo los hosteleros de esa zona por difundir y profundizar en nuestras tradiciones. Cada mayo, la zona se transforma en un hervidero de vasos, gaitas, voces. Es la Preba de la Sidra, que lleva veinticinco años convirtiendo un domingo cualquiera en una bacanal de cultura popular. Diez mil personas este 2025, diecisiete llagares y un espalmar colectivo que huele a manzana y a orgullo. Más que una fiesta, un manifiesto. El jurado, más que cifras y gente, vio a una comunidad unida por la sidra, una alianza entre hosteleros, vecinos y sidreros que ha logrado crear un emblema asturiano que encanta allá donde se muestra.

Lejos de ese postureo gastronómico tan de congreso y jornada, donde los mismos cuatro tragaldabas de siempre dan rienda suelta a su avidez, aquí hablamos de barrio, oficio y romería. Un festival para el gentío, donde la cultura sidrera se afianza como patrimonio. Si hasta en la UNESCO lo tuvieron claro: pocos ejemplos mejores se dan de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y ninguno que se celebre tanto y esté tan bueno.

Gascona es hoy el bastión donde la sidra defiende su reino. El Premio Nacional de Hostelería no hace más que confirmar que aquí se escancia identidad. Quien cruce sus adoquines no solo bebe, participa de una liturgia. Venid, mirad y probad cómo en cada culín está Asturias entera.

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Gastronomía
Gascona, el bastión de la sidra
Cada mayo, la zona se transforma en un hervidero de vasos, gaitas, voces. Es la Preba de la Sidra. Barrio, oficio y romería.
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Álvaro Boro
31/10/2025

En Asturias, como diría José Luis Cuerda, es verdadera devoción lo que hay por la sidra. Con cada culín celebramos nuestra historia, cultura y la suerte que tenemos por haber nacido aquí, en el paraíso. Más que una bebida, es una forma de estar en el mundo. Se escancia, se comparte y se defiende con una pasión que roza la vehemencia, pero sin olvidar que algunas veces, por ser algo nuestro y debido a ese complejo centrífugo que embarga a España, tendemos a no valorarla en la justa medida en que merece.

Por esto muchas veces es necesaria la mirada foránea, llena de ingenuidad, deslumbramiento y asombro, para hacer notar a los autóctonos la importancia de lo que tenemos entre escanciados y culetes. Este año, el Premio Nacional de Hostelería ha puesto los ojos y el vaso en Gascona, donde se venera con fervor la sidra. No siendo Oviedo un lugar muy de sidrerías, esta calle pindia representa como pocas la cultura sidrera y el amor hacia el jugo de la manzana.

El premio recae sobre la Preba de la Sidra de Gascona, en la categoría de 'Empresa hostelera destacada en la promoción de la cultura y la gastronomía'. Un reconocimiento a todo lo bueno que están haciendo los hosteleros de esa zona por difundir y profundizar en nuestras tradiciones. Cada mayo, la zona se transforma en un hervidero de vasos, gaitas, voces. Es la Preba de la Sidra, que lleva veinticinco años convirtiendo un domingo cualquiera en una bacanal de cultura popular. Diez mil personas este 2025, diecisiete llagares y un espalmar colectivo que huele a manzana y a orgullo. Más que una fiesta, un manifiesto. El jurado, más que cifras y gente, vio a una comunidad unida por la sidra, una alianza entre hosteleros, vecinos y sidreros que ha logrado crear un emblema asturiano que encanta allá donde se muestra.

Lejos de ese postureo gastronómico tan de congreso y jornada, donde los mismos cuatro tragaldabas de siempre dan rienda suelta a su avidez, aquí hablamos de barrio, oficio y romería. Un festival para el gentío, donde la cultura sidrera se afianza como patrimonio. Si hasta en la UNESCO lo tuvieron claro: pocos ejemplos mejores se dan de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y ninguno que se celebre tanto y esté tan bueno.

Gascona es hoy el bastión donde la sidra defiende su reino. El Premio Nacional de Hostelería no hace más que confirmar que aquí se escancia identidad. Quien cruce sus adoquines no solo bebe, participa de una liturgia. Venid, mirad y probad cómo en cada culín está Asturias entera.

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