Con el inicio de la Semana Grande gijonesa, llegan los toros a la ciudad y a toda Asturias. La centenaria plaza de El Bibio, inaugurada en 1888, acoge del 13 al 17 de agosto la Feria Taurina de Begoña, en la que se celebrarán, con superior permiso de la autoridad y si el tiempo lo permite, que parece que lo hará, tres corridas de toros, una corrida de rejones y una novillada con picadores. Tras un tiempo de zozobra y desgobierno en Gijón, ya hace varios años que la fiesta volvió a la ciudad, haciendo así posible el disfrute y el gozo máximo de los asistentes.
Los toros no son sólo la forma de arte y cultura más sublime, la única en la que el artista se juega la vida en cada pieza que compone, como si esto fuera poco; son también la mejor representación artística de la idiosincrasia de un pueblo y una fiesta, un momento para celebrar, juntarse con los amigos y exprimir la vida. Un instante que a través de la belleza traza un aguafuerte de la futilidad de la vida.
Por todo esto, y porque el sábado viene Morante, al que siempre se le espera y justifica todo, otro año más, ya van tres, sigo siendo socio orgulloso de la peña taurina El Puyazu, con el gran Agustín Moure como presidente. Con sede en el Café Central, peregrinamos cada mañana a la hora del vermú para charlar de toros, del verano, de esa cosa tan manida que llamamos vida. Un fino, una cerveza, algún Dry Martini, burbujas y caerá algún negroni mientras repasamos los festejos y disfrutamos. La tauromaquia genera mucho más que el espectáculo de la plaza, arrastra a su alrededor vermús, copas, comidas y cenas: muchas y mueve mucho dinero. Pregúnteselo a los hosteleros de Gijón, que taurinos o no, echaron de menos las corridas en los años de la prohibición.
Como cada año, en El Puyazu celebraremos la comida de la peña en el Central, daremos cuenta del menú taurino que dan en esta gran casa la familia Argüelles Cayes, con Javier y Esther al frente. Salmorejo, crep relleno de centollo, rabo de toro a la cordobesa y tarta de manzana. Un menú sobresaliente, donde el rabo de toro copa el protagonismo, está tan suave que se deshace sólo con mirarlo.
Nos veremos en la plaza, las calles o el Central.