Hace ya unas semanas —ruego disculpas pero me cuesta moverme en la inmediatez— leí un artículo que contaba cómo en internet había una teoría basada en que si tu pareja te da un beso en la frente, es porque estás a 48 horas de dejarlo con él o ella.
Quizás este sea el artículo que me destruya a mí y a lo que he venido haciendo hasta ahora y sin embargo estoy dispuesta a ello. Porque yo me pregunto: ¿teorizamos demasiado sobre el amor? ¿Dónde está la línea entre hablar de ello y superar tabúes y analizar absolutamente todas las casuísticas como si esto del amor fuese una ciencia exacta? ¿No nos conduce todo eso a la neurosis?
El funcionamiento de las redes sociales y cómo se alimentan provocan que el contenido que podría ser anecdótico acabe siendo considerado teoría sociológica. No es lo mismo querer generar un debate que afirmar con rotundidad, como si hubiese una encuesta global de besos y traiciones que funciona para todos de la misma manera. Ahora todo tiene nombre, explicación, teoría en tik tok, artículo en medio generalista y goza de un análisis que ya les gustaría a muchas Start-ups para sus trimestrales.
Vivimos analizando todo, tenemos que tener una opinión de todo y todo lo que nos sucede tiene que tener un nombre. Hipocondríacos de las definiciones, adictos a la semántica, buscadores de la exactitud en lo inexacto, wikipedias de las emociones.
El sobreanálisis nos está volviendo a todos expertos de cuaderno y boli. Todos podríamos armar presentaciones fantásticas sobre love bombing, situationships, ghosting, orbiting, soft launching, gaslighting o benching (atentos a esta que significa ‘mantener a alguien en el banquillo’) . La cantidad de términos anglosajones para hablar de ello me abruma, googlear cualquiera es entrar en una maraña de teorías larguísimas y ejemplos de toda clase. De repente es casi imposible que no te entre el miedo, ¿estarás sufriendo tú una de esas? ¿Serás tú culpable de alguna otra?
Creo que todos, en cuanto a relaciones, hemos sido víctimas y verdugos, y creo que todos, aquí teorizando, somos más bien una panda de cobardes que preferimos hacer scroll infinito con dolor de estómago pensando en qué nos estará pasando en lugar de animarnos a tener una conversación compleja y vulnerable. Vincularse es exponerse y creo que preferimos apoyarnos en los análisis en lugar de pasar a la acción y que, en general, podríamos prescindir de palabras anglos y teorías y practicar la observación y escucha activa de la situación para actuar en consecuencia.
Te lo traduciré para que lo entiendas:
- Si notas que empieza a dejar de responder: preguntas.
- Si no te dice de volver a veros: proponlo tú. Si te da miedo hacerlo es que crees que te dirá que no, así que muy posiblemente tengas razón, pero es mejor siempre comprobarlo.
- Si apenas has tenido dos citas y él te está hablando de un hipotético y paradisíaco viaje dentro de ocho meses: es muy posible que esté exagerando, tómalo con pinzas.
- Si aparece y desaparece: por Dios, ya sabes que tienes que salir de ahí. El Guadiana es un río y punto. Ni medio like en ningún sitio si luego no te habla. Un like no es nada de nada de nada.
- Si no sabes bien lo que sois y parece que no te lo quiere aclarar: háblalo y explícale tus necesidades. Si tú estás tranquila con eso es más que legítimo disfrutar de una etapa de grises que se podría describir como ‘estar conociendo a alguien’.
Y si te da un beso en la frente: creo que sabrás distinguir perfectamente si es un beso fraternal o es un gesto de intimidad, lealtad y amor, que no tendría por qué estar reñido con otros muchos tipos de besos que mantengan y alimenten el fulgor. Y es que quién quiera dejarte no usará una estrategia que leyó en Tik Tok.