Pasar por LIDL a ver si sigue la semana italiana. Mirar el tiempo tres veces al día. Usar el horno para cocinar. Comprar carne en oferta y congelarla. Mirar los balcones mientras paseo. Dormir a ratos. Pedir el café solo. Sonreír ante un gesto de amor inocente de una parejita cualquiera. Decir “hacer de comer” en vez de “cocinar”. Odiar el VAR. Las infusiones. Buscar el cárdigan perfecto. Leroy Merlín. Usar delantal. Buscar compulsivamente gorros de lluvia. Comprar el pollo entero y despiezarlo en casa. Hacer caldo con los restos. Llevar la camisa por dentro. No comprar lotería de Navidad. Esperar a que se ponga en verde para cruzar. Curiosear los escaparates con las manos en la espalda. Comprar libretas bonitas en las que nunca escribiré. Coger una rebeca por si refresca. Dejar ir. Echar de menos. Llevar bolsa propia al supermercado
y otras formas de hacerse mayor.