70 años

Y me pregunto qué haría él

A veces puede ser difícil de imaginar que detrás de un hombre serio, con cara de pocos amigos y que en la época de Máximo Décimo Meridio hubiera sido el Comandante de los Ejércitos del Norte se esconda un corazón bueno y noble. Pero la realidad es que mi padre, que nos ha enseñado a todos que la única manera de hacer las cosas es desde el amor que sientes por tu familia y tus amigos, es uno de esos hombres a los que, para conocerlos, necesitas ser capaz de ver más allá de una coraza forjada en las profundidades de las minas de la Cuenca del Caudal. 

Él que fue habitante de una colomina, que es siervo de la Virgen del Pilar y peregrino del Señor de Nazaret. Futbolista por la gracia del balón en un Lenense que consiguió un ascenso, enemigo de corruptos y bastardos, y que siempre se refugia en el amor de su mujer. Que es justiciero de su gente y sus barrios, que como buen tenor es trovador de la alegría y que ha cerrado muchos bares sin querer. Ha bailado en carnavales, ha llorado en las orillas de los mares al amanecer, ha perdido familiares y ha ganado otras familias se llama Luis Miguel. 

Pero por encima de sus hazañas, mi padre es el espejo en el que me miro todas las mañanas o cuando las curvas de la vida son más pronunciadas de lo que deberían. Y, en silencio, me pregunto qué haría él. Para mucha gente podría ser un error pensar en qué haría su padre en una u otra circunstancia porque no les permitiría ser ellos mismos, pero cuando uno ha crecido con un hombre que ha sido fiel a sus principios y que antes de traicionarlos se ha ganado muchos enemigos lo ve todo muy distinto. Porque piensa que merece la pena luchar por lo que uno cree que es justo. Porque entiende que la gente que te rodea lo hace de corazón porque ven quién eres. Y porque un hombre vale lo que vale su palabra, su manera de ser y de estar en el mundo y la manera en la que mira a su mujer.

Hace unos días, ese minero que empezó en esas oscuras galerías donde muchos de sus compañeros perdieron la vida, pero que gracias a su esfuerzo terminó siendo ingeniero técnico cumplió 70 años. Y lo que me emocionó no fue ver cómo se rompió su coraza ante la sorpresa de sus amigos. Sino ver como los que allí estaban se emocionaban con él. Tal vez, por encima de todo lo material, el verdadero éxito de la vida sea tener gente a la que puedas mirar a la cara con la dignidad y el decoro que se merece la palabra amistad, que sepas que conocen todos tus defectos y aun así quieran estar a tu lado, que celebren tus éxitos como si fueran suyos y que se consideren unos privilegiados por haber sido capaz serte, y serles, leal en cualquier circunstancia. Cultivaste un bosque lleno de árboles y flores en el que ahora te cobijas y que no es otra cosa que la representación de tu corazón, que siempre estuvo al servicio de los tuyos. 

Feliz cumpleaños, papá. Y gracias por habernos dado tanto a cambio de tan poco. 

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Él que fue habitante de una colomina, que es siervo de la Virgen del Pilar y peregrino del Señor de Nazaret. Futbolista por la gracia del balón en un Lenense que consiguió un ascenso, enemigo de corruptos y bastardos, y que siempre se refugia en el amor de su mujer. Que es justiciero de su gente y sus barrios, que como buen tenor es trovador de la alegría y que ha cerrado muchos bares sin querer. Ha bailado en carnavales, ha llorado en las orillas de los mares al amanecer, ha perdido familiares y ha ganado otras familias se llama Luis Miguel. 

Pero por encima de sus hazañas, mi padre es el espejo en el que me miro todas las mañanas o cuando las curvas de la vida son más pronunciadas de lo que deberían. Y, en silencio, me pregunto qué haría él. Para mucha gente podría ser un error pensar en qué haría su padre en una u otra circunstancia porque no les permitiría ser ellos mismos, pero cuando uno ha crecido con un hombre que ha sido fiel a sus principios y que antes de traicionarlos se ha ganado muchos enemigos lo ve todo muy distinto. Porque piensa que merece la pena luchar por lo que uno cree que es justo. Porque entiende que la gente que te rodea lo hace de corazón porque ven quién eres. Y porque un hombre vale lo que vale su palabra, su manera de ser y de estar en el mundo y la manera en la que mira a su mujer.

Hace unos días, ese minero que empezó en esas oscuras galerías donde muchos de sus compañeros perdieron la vida, pero que gracias a su esfuerzo terminó siendo ingeniero técnico cumplió 70 años. Y lo que me emocionó no fue ver cómo se rompió su coraza ante la sorpresa de sus amigos. Sino ver como los que allí estaban se emocionaban con él. Tal vez, por encima de todo lo material, el verdadero éxito de la vida sea tener gente a la que puedas mirar a la cara con la dignidad y el decoro que se merece la palabra amistad, que sepas que conocen todos tus defectos y aun así quieran estar a tu lado, que celebren tus éxitos como si fueran suyos y que se consideren unos privilegiados por haber sido capaz serte, y serles, leal en cualquier circunstancia. Cultivaste un bosque lleno de árboles y flores en el que ahora te cobijas y que no es otra cosa que la representación de tu corazón, que siempre estuvo al servicio de los tuyos. 

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